A fondo: amortiguación en zapatillas de running

Publicado el 11 julio, 2025 por Carlos Sánchez

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La amortiguación o absorción de impactos se refiere a la capacidad de una zapatilla para reducir y distribuir las fuerzas que golpean tu cuerpo con cada zancada. Ten en cuenta que al correr, cada paso puede generar fuerzas de hasta 3 veces tu peso corporal, lo que provoca fatiga muscular y un mayor estrés en huesos y articulaciones. Por eso, muchas zapatillas de running modernas se centran en mejorar este aspecto.

Por tanto, es evidente que la absorción de impactos es una de las características clave en las zapatillas de running. Sin embargo, a menudo se ignora en las reviews ya que probarla como es debido requiere una inversión alta. Pero nosotros la hemos hecho, tenemos la máquina adecuada para medirla con precisión, así que ahora tú puedes tener estos datos de forma gratuita.

Y es cierto que la absorción de impactos a menudo se menciona junto con el retorno de energía, pero son muy diferentes. Una zapatilla altamente acolchada puede absorber bien el impacto (alta amortiguación) sin ofrecer mucho rebote. El retorno de energía se refiere a cuánto de ese impacto se almacena y, tras ello, se impulsa para ayudar en tu siguiente paso. De hecho, una zapatilla puede sentirse amortiguada pero carecer de rebote, como las New Balance Fresh Foam X More v5, o proporcionar muchísimo impulso sin demasiada amortiguación, como se ve en el Nike Streakfly 2.

El punto dulce para muchos corredores es un modelo que cuide tus articulaciones a la par que ofrece una gran respuesta bajo los pies. Pero no todos los corredores necesitan lo mismo, ya que una persona ligera que hace carreras cortas no necesitará tanta protección contra impactos como un maratoniano de 90 kg haciendo entrenamientos de tempo largos.

Cómo la amortiguación debe guiar tu próxima compra de zapatillas de running

Mientras que algunas marcas siguen defendiendo la idea de que más amortiguación siempre es mejor, nosotros discrepamos. Esto es una historia muy diferente al retorno de energía, donde tener más suele ser algo positivo... probablemente 9 de cada 10 veces. Sin embargo, con la absorción de impactos, creemos que la proporción es más cercana a un 50/50.

Cuándo comprar una zapatilla con absorción de impactos alta

Los corredores que cubren distancias largas se benefician especialmente de las zapatillas maximalistas con una absorción de impacto brutal, ya que sus piernas sufren mucho más con cada kilómetro recorrido en comparación con quienes hacen sesiones más cortas. Además, la mayoría de los maratonianos deberían considerar unas superzapatillas con buena absorción de impacto para el día de la carrera. Llegar más fresco al km. 32 puede marcar la diferencia entre pegártela contra el muro o terminar con fuerza, y tu recuperación post-carrera también lo agradecerá.

Otro grupo que se beneficia mucho de los zapatos con alta amortiguación incluye a los corredores que tienen problemas en las articulaciones. Por ejemplo, runners con un labrum desgarrado o fisuras por estrés recurrentes necesitan minimizar el impacto tanto como sea posible para mantenerse sin dolor y continuar entrenando.

También descubrimos que los corredores principiantes que usan el running para perder peso deberían buscar una amortiguación extra. Sus músculos y huesos aún no están adaptados al impacto repetitivo, por lo que reducir los impactos es algo clave para evitar lesiones y mantener la constancia. Aunque factores como la estabilidad también importan, aquí nos centramos únicamente en cómo la mediasuela ayuda a absorber el impacto.

Cuándo comprar una zapatilla con absorción de impactos media

El mundo del running se parece mucho a una curva de campana o distribución normal. Un pequeño número de corredores son extremadamente rápidos, otro grupo pequeño es muy lento, y la gran mayoría se encuentra en el medio de la curva. Esta distribución también ayuda a explicar por qué la mayoría de los entrenamientos tienden a situarse en el rango medio de distancias para el día a día, como 10K o 12K. A diferencia de los esfuerzos de 5K que no demandan demasiada amortiguación, o aquellos de 20 millas donde la absorción de impactos se vuelve crucial, estas distancias intermedias requieren una protección más equilibrada.

Por eso, para la mayoría de los corredores, una zapatilla con absorción moderada de impactos probablemente sea la opción más segura. Ofrece la protección suficiente sin sentirse demasiado voluminosa o pesada bajo los pies. Además, suelen ser más baratas.

Las zapatillas de entrenamiento diario como las Nike Pegasus 41 (125 SA) o las Brooks Ghost 16 (133 SA) se encuentran justo en este punto dulce. Estos modelos suelen ser la recomendación principal en las tiendas de running por algo.

Por ello, si eres un corredor sin lesiones, que no está en los extremos de altura o peso, y recorres distancias normales, un modelo de nivel medio SA probablemente ofrezca la mejor combinación de comodidad y versatilidad con mínimas desventajas.

Cuándo comprar una zapatilla con absorción de impactos baja

Estas zapatillas ofrecen una sensación del suelo notable, lo que puede mejorar la propiocepción y el control del pie con cada paso. ¡Y son realmente divertidas!

Hemos observado que las zapatillas con mediasuelas de baja absorción (SA baja) tienden a favorecer un movimiento más natural y a activar más músculos en el pie y la parte inferior de la pierna. Con el tiempo, esto puede traducirse en pies más fuertes, especialmente en corredores que hacen una transición gradual y las usan en sesiones de fortalecimiento o ejercicios específicos. Algunos incluso las incorporan en su plan semanal para simular la mecánica del correr descalzo sin necesidad de ir completamente sin zapatillas.

Las zapatillas con baja absorción de impactos también pueden ser útiles en la recuperación de lesiones, especialmente en casos donde el exceso de protección provoca una desactivación muscular. Por ejemplo, ciertos problemas en el tendón de Aquiles o en la fascia plantar pueden mejorar al reintroducir el impacto de forma gradual, y una plataforma con menos amortiguación ayuda a desarrollar tolerancia y control.

Aunque no son ideales para carreras largas o corredores con mucho impacto, las zapatillas con baja absorción de impactos cumplen una función clara en el desarrollo de la fuerza del pie, la mejora de la propiocepción y la reconexión con una mecánica de carrera más natural.

Por último, para carreras de corta distancia en carretera como la milla o un 5K, las zapatillas con baja absorción de impactos pueden ser una ventaja. Estas mediasuelas proporcionan un contacto más rápido con el suelo y una mejor transferencia de energía, y generalmente menos peso. Con menos amortiguación en tus pies, te sentirás con más conexión al suelo, lo que puede mejorar la cadencia y la eficiencia al correr. Un buen ejemplo sería elegir las Nike Streakfly 2 (106 SA / 128g) frente a las Nike Vaporfly 4 (137 SA / 166g).

Percepción vs. realidad en la absorción de impactos

Es importante recordar que la amortiguación percibida y la absorción de impactos medida pueden ser muy diferentes. Algunas zapatillas se sienten suaves cuando las pruebas por primera vez debido a la baja dureza de la espuma, pero rápidamente se deforman con el impacto, lo que significa que pueden no reducir las fuerzas máximas para corredores pesados. Otras zapatillas, como las ASICS Superblast, se notan definitivamente más firmes pero ofrecen una excelente amortiguación.

Por eso no deberías fiarte únicamente de la sensación al calzártelas o de reseñas online sin más. En su lugar, revisa la puntuación SA de la zapatilla en nuestro test de absorción de impacto. Aunque ningún número de laboratorio puede predecir cómo se sentirá una zapatilla en tus pies con exactitud, sí ofrece una referencia clara de cuánta amortiguación frente al impacto proporciona en comparación con otros modelos similares.

¿La absorción de impactos reduce las lesiones al correr?

La Nike Cortez original de 1972 introdujo una fina capa de espuma EVA, una innovación que en su momento fue revolucionaria. Y uno de los cambios más notorios que trajo consigo fue una alteración en los patrones de lesión entre los corredores.

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Más de 50 años después, la espuma EVA sigue siendo protagonista a pesar del avance de nuevos materiales. De hecho, la mayoría de las zapatillas de correr lanzadas este año la utilizan, aunque ahora en capas más gruesas y acolchadas que ofrecen mejor protección bajo los pies y son «más suaves para las articulaciones», como puedes leer en algunas de nuestras reseñas. Esa presencia duradera resalta lo importante que ha sido la absorción de impactos en la evolución del calzado para correr.

Varios estudios han explorado si las mediasuelas más suaves y una mayor absorción de impactos pueden reducir el riesgo de lesiones. En 2020, un ensayo controlado aleatorio que involucró a 848 corredores encontró que aquellos que usaban zapatillas más firmes tenían un 52% más de probabilidades de lesionarse. Aún más interesante si cabe, los corredores más ligeros mostraron el mayor beneficio, lo que sugiere que una amortiguación adicional puede ayudar en diferentes tipos de cuerpo.

Aún así, la experiencia personal es lo más importante, y esa es una de las cosas clave que te animamos a recordar al elegir zapatillas para correr. Aunque la ciencia a menudo se inclina hacia un lado, algunos corredores se desempeñan mejor en la configuración opuesta. Por eso las zapatillas minimalistas y correr descalzo siguen funcionando de maravilla para ciertas personas. Simplemente, se trata de encontrar lo que se adapta a tu cuerpo y estilo de correr.

¿Puede un exceso de amortiguación causar lesiones?

Una razón por la que la absorción de impactos no siempre es la solución es que el cuerpo naturalmente adapta su mecánica, al igual que con todo en la vida. Con zapatillas muy blandas, los corredores a menudo ponen las piernas más rígidas, reduciendo la flexión de las rodillas y absorbiendo menos a través de las articulaciones. Un estudio de 2018 realizado por Kulmala et al. mostró que en zapatillas maximalistas, los corredores experimentaron en realidad fuerzas de impacto un 10-12% más altas a velocidades más rápidas (14.5 km/h) en comparación con modelos tradicionales. Incluso a velocidades más lentas (10 km/h), el impacto fue aún un 6% más alto en las zapatillas con alta amortiguación.

Otro factor es la propiocepción, que es la capacidad del cuerpo para sentir la colocación del pie. Y las zapatillas gruesas pueden atenuar esta sensación y desconectar al corredor del suelo. Un estudio de 2024 de la Universidad de Florida encontró que los corredores que usaban zapatillas maximalistas tenían más probabilidades de lesionarse que aquellos que usaban diseños menos altos.

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En resumen, aunque la amortiguación reduce el impacto directo, a veces puede provocar aterrizajes más duros o un menor control del pie. Es como conducir un coche con una suspensión demasiado blanda: la sensación suele ser de comodidad, pero se pierde gran parte del contacto con el terreno y seguridad en la conducción.

Desde nuestro punto de vista, está claro que una mayor absorción de impacto puede ayudar a reducir el dolor muscular y la fatiga del día a día, pero también puede generar nuevos problemas en ciertos casos. Por ejemplo, un corredor con problemas de estabilidad no debería optar por una zapatilla neutra con máxima amortiguación, ya que demasiada suavidad sin soporte puede desencadenar rápidamente molestias como la temida rodilla del corredor. Al final, todo se reduce a usar el sentido común.

¿El frío reduce la amortiguación de las zapatillas de running?

Usamos el mismo grupo de zapatillas que probamos para el retorno de energía tanto a temperatura ambiente (22 °C) como en temperaturas muy frías (35 minutos a -15 °C) para obtener una comparación completa. Y los resultados realmente llamaron nuestra atención.

A diferencia del retorno de energía, donde espumas premium como PEBA o A-TPU conservaron mucho mejor su rebote en comparación con la EVA estándar, la absorción de impacto se redujo de forma similar en todos los casos, sin importar el compuesto. Por ejemplo, la Vaporfly 4 perdió un 36 % de su absorción, mientras que la Pegasus 41 cayó un 38 %. Pero si miramos el retorno de energía, la Vaporfly 4 apenas bajó un 3.4 %, frente a una caída enorme del 29.1 % en la Pegasus 41. Alucinante, ¿eh?

La cuestión es que el retorno de energía y la absorción de impacto dependen de comportamientos distintos en la espuma. El retorno de energía se basa en la elasticidad (es decir, como de bien rebota la espuma tras comprimirse), y las espumas premium mantienen ese rebote incluso en frío gracias a su estructura superelástica. La absorción de impacto, en cambio, requiere que la espuma se deforme para suavizar la pisada. A temperaturas bajo cero, todas las espumas se endurecen, lo que reduce su capacidad de amortiguar. Por eso el PEBA mantiene el retorno de energía, pero pierde absorción de impacto: el frío reduce la suavidad y la capacidad de amortiguación… aunque la espuma aún pueda rebotar con eficacia.

Zapato Tipo de espuma Amortiguación Amortiguación (Frío) Cambio
Adidas Adios Pro 4 Premium 142 112 -21%
Brooks Hyperion Elite 4 PB Premium 148 103 -30%
Saucony Endorphin Elite Premium 145 119 -18%
Nike Vaporfly 4 Premium 137 88 -36%
ASICS Metaspeed Sky+ Premium 130 99 -24%
ASICS Gel Kayano 31 Estándar 131 85 -35%
Hoka Bondi 9 Estándar 146 94 -36%
Nike Pegasus 41 Estándar 125 78 -38%
Brooks Adrenaline GTS 24 Estándar 121 85 -30%
Adidas Galaxy 6 Estándar 111 66 -41%

Sacando partido a los datos de nuestro laboratorio

Hemos probado cientos de zapatillas en el laboratorio para medir su amortiguación, lo que nos ha permitido descubrir datos interesantes sobre este aspecto, ya sea para desmontar ideas equivocadas o confirmar creencias populares.

Amortiguación y dureza de la mediasuela

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Es fácil asumir que estas dos variables deberían estar fuertemente correlacionadas, y aunque existe una tendencia general en la que las mediasuelas más blandas (menor HA) suelen ofrecer mayor amortiguación, la relación está lejos de ser perfecta.

Pero fíjate en el gran grupo en el centro. Muchas zapatillas con una suavidad moderada (15–25 HA) muestran un rango muy amplio de amortiguación, desde apenas 100 SA hasta más de 150 SA. Esto nos deja claro que la suavidad por sí sola no define la protección contra el impacto, ya que otros factores como la altura de la mediasuela, la formulación de la espuma o el ancho de la base juegan un papel muy importante.

Si observas con atención, también verás algunas excepciones. Algunas zapatillas con mediasuelas firmes (más de 30 HA) logran una amortiguación decente gracias a una mayor altura, mientras que otras con espumas muy blandas terminan ofreciendo resultados solo promedio.

Amortiguación y altura de la suela

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Acabamos de mencionar que la altura de la mediasuela influye, así que vamos a profundizar en ello. Este gráfico muestra una correlación positiva clara y fuerte entre la altura del talón y la amortiguación (SA). Como era de esperar, las mediasuelas más altas generalmente ofrecen una mejor protección contra el impacto. De hecho, la mayoría de las zapatillas maximalistas con más de 40 mm en el talón superan constantemente los 135 SA, mientras que aquellas por debajo de los 30 mm rara vez alcanzan los 120 SA.

En contraste con la comparación de suavidad, este gráfico muestra una relación mucho más fuerte y lineal, lo que refuerza que la altura de la mediasuela es uno de los indicadores más fiables para predecir cuánta amortiguación puede ofrecer una zapatilla frente al impacto.

Amortiguación y retorno de energía

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Este gráfico resalta una tendencia clara entre las distintas categorías de zapatillas: a medida que se pasa de las zapatillas de entrenamiento diario a los modelos de competición, tanto el retorno de energía como la amortiguación aumentan.

Sin embargo, la velocidad de aumento varía bastante. El retorno de energía en el antepié (barras negras) muestra un incremento marcado y constante, pasando del 57 % en las zapatillas de entrenamiento diario a casi un 73 % en los modelos de competición. Esto refleja el enfoque en la propulsión que tienen las zapatillas más rápidas, donde las superespumas y las placas de carbono juegan un papel clave.

La amortiguación en el talón (barras azules) también aumenta, aunque de forma más gradual, pasando de 125 SA en las zapatillas de uso diario a 141 SA en los modelos de competición. Esto sugiere que, aunque las marcas están priorizando el retorno de energía en las zapatillas para correr rápido, siguen comprendiendo la importancia de la protección frente al impacto.

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Pero queríamos profundizar un poco más en la relación entre amortiguación y retorno de energía, así que en lugar de dividirlo por categorías de zapatillas, volvimos a poner todos los modelos juntos en un solo gráfico.

Lo que encontramos fue una leve correlación positiva entre el retorno de energía en el antepié y la amortiguación en el talón. Algunas zapatillas con más del 70 % de retorno de energía siguen marcando menos de 130 SA (por ejemplo, modelos de competición para 5K o 10K como la Nike Streakfly 2), mientras que otras con un rebote más modesto superan los 140 SA, como ocurre con zapatillas maximalistas que tienen espuma EVA.

Una vez más, esto refuerza lo que venimos diciendo: el retorno de energía y la amortiguación son cosas que no tienen nada que ver. Uno se refiere al rebote, el otro a la reducción del impacto… y una zapatilla puede destacar en uno sin necesariamente sobresalir en el otro.

Amortiguación y precio

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En general, las zapatillas con mayor absorción de impactos tienden a ser más caras, eso es evidente. La mayoría de los modelos con una puntuación superior a 140 SA tienen un precio superior a 180 dólares, y muchos de ellos superan la marca de los 200, lo que indica espumas premium o mediasuelas con placas que se utilizan habitualmente en modelos de alta gama como las Adidas Adizero Prime X 2 Strung.

Sin embargo, la dispersión por debajo de los 130 SA es mucho mayor. Algunas zapatillas en este rango siguen costando más de 150  dólares, mientras que otras bajan de los 100. Esto demuestra que la amortiguación por sí sola no determina el precio; el posicionamiento de la marca y los materiales también influyen, como hemos visto con las zapatillas On, que suelen ser más caras que otras opciones con mayor amortiguación.

También hemos notado un límite de precio alrededor de 160 dólares para modelos con absorción de impactos moderada, mientras que las zapatillas que ofrecen absorción de impactos de élite tienden a situarse en rangos de precios más altos.

Amortiguación y peso de la zapatilla

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Nuestro gráfico final de hoy muestra que la amortiguación y el peso no están fuertemente correlacionados. Aunque podría parecer lógico pensar que más amortiguación implica zapatillas más pesadas, los datos cuentan una historia distinta. Por eso mismo es tan importante analizar cientos de zapatillas de correr y contar con datos fiables y comparables.

Hay una amplia distribución en cuanto a amortiguación. Algunos modelos con más de 140 SA pesan poco (principalmente supertrainers como las Nike Zoom Fly 6), mientras que otras con menos de 120 SA superan los 310 gramos u 11 onzas, normalmente zapatillas económicas como las Adidas Galaxy 6. Esto muestra claramente que las espumas modernas permiten a las marcas construir zapatos súper amortiguados pero con bajo peso.

La relación entre las superzapatillas y la amortiguación

Las superzapatillas sin duda ayudan a reducir los tiempos de carrera gracias a su alto retorno de energía, pero la amortiguación también juega un papel muy importante. Y no se trata solo del día de la competición. Durante los entrenamientos, una mejor protección contra el impacto permite cuidar las piernas, lo que ayuda a aumentar el kilometraje semanal y a alargar la duración o intensidad de las sesiones de calidad.

Eso es posible porque las espumas top como PEBA o A-TPU son ultraligeras, por lo que las marcas ahora pueden ofrecer una amortiguación excepcional sin apenas añadir peso. Por ejemplo, mira las Hoka Cielo X1 2.0, que alcanzan 160 SA mientras pesan solo 208 gramos, gracias a su espuma PEBA. En contraste, las Hoka Carbon X 3, construidas con EVA, solo llegan a 118 SA y pesan 239g. ¡La diferencia es brutal!

Un experimento interesante hizo que varios corredores completaran dos entrenamientos de intervalos con una semana de diferencia: uno con las Nike Vaporfly y otro con zapatillas convencionales. Con las superzapatillas, corrieron aproximadamente un 2 % más rápido y sintieron menos dolor muscular 24 horas después. Esto demuestra que las superespumas no solo mejoran el rendimiento en competición, sino que también pueden hacer que los entrenamientos sean más productivos.

En resumen, la amortiguación puede mejorar la resistencia y el rendimiento al reducir el desgaste en el cuerpo. Especialmente en tiradas largas o maratones, una zapatilla con buena amortiguación te ayuda a mantener una mejor técnica y a terminar con menos fatiga.

Más allá de la espuma: otras formas en que las zapatillas absorben el impacto

La espuma es el componente principal de las zapatillas de running gracias a sus propiedades para amortiguar el impacto. Pero algunas marcas han explorado alternativas para mejorar la amortiguación (y el retorno de energía) en sus modelos.

Nike Air

La alternativa más conocida a la espuma es Nike Air, disponible en diferentes formas como Air Pods en el Alphafly 3, unidades Air Zoom completas en las alucinantes Pegasus Premium, unidades más pequeñas en el Pegasus 41 o unidades Air de longitud completa como en el Winflo 11.

Nike patentó en 1977 un método para presurizar aire dentro de una cápsula y lanzó la Tailwind en 1978, mejorando tanto el rebote como la amortiguación. Esta innovación fue brutal en su momento y, al estar protegida por esa patente, ninguna otra marca ha podido sacar algo similar.

De cara al futuro, está claro que Air sigue siendo una parte clave de la estrategia de Nike, ya presente en prototipos de sus próximas zapatillas para correr.

ASICS GEL

Las unidades Air de Nike están principalmente diseñadas para ofrecer retorno de energía, pero también brindan una buena amortiguación. En cambio, la tecnología GEL de ASICS hace lo contrario: ofrece un rebote bajo pero máxima comodidad. Debido a esto, generalmente se reserva para zapatillas que no priorizan el rendimiento.

Hemos visto esta tecnología durante décadas en modelos como la Nimbus (hasta su versión 25) y la Kayano. Hace pocos años, ASICS introdujo PureGEL, una versión más ligera que va completamente integrada en la mediasuela y ya no es visible desde el exterior.

Aunque tenemos claro que la tecnología GEL no va a desaparecer por ahora, creemos que está siendo dejada de lado poco a poco de los modelos de alto rendimiento. Zapatillas premium como la Superblast 2 ya prescinden por completo de esta tecnología, lo que muestra que el GEL se está quedando como una característica centrada únicamente en la comodidad.

Plantillas y suelas

Aunque la mayor parte de la atención se centra en la espuma de la mediasuela, es importante recordar que tanto la plantilla como la suela también influyen en la amortiguación. Básicamente, todo lo que hay bajo tu pie contribuye a cómo la zapatilla absorbe el impacto del suelo.

Las plantillas, que suelen tener entre 4 y 6 mm de grosor, pueden añadir una capa de suavidad apreciable. Algunas superzapatillas utilizan plantillas ultrafinas para mantenerse por debajo del límite de 40 mm de altura total establecido por World Athletics, mientras que otras (como ciertos modelos de Saucony) incorporan plantillas extra gruesas para aumentar la comodidad al calzarlas.

Las suelas exteriores contribuyen menos, ya que suelen estar hechas de caucho firme diseñado para durar hasta miles de kilómetros. Aun así, los compuestos de goma blanda (frecuentes en las superzapatillas) pueden ayudar a absorber pequeñas cantidades de impacto. También hemos probado modelos con suelas de espuma endurecida, como la ASICS Gel Cumulus 26, que ofrecen una pisada más suave, aunque sacrifican durabilidad a largo plazo.

Otros sistemas de amortiguación que no han vivido para contarlo

Durante las décadas de 1980 y 1990, varias marcas exploraron alternativas interesantes a la amortiguación tradicional basada en espuma. Saucony lanzó GRID, una malla plástica bajo el talón diseñada para dispersar las fuerzas de impacto. Brooks, por su parte, experimentó con HydroFlow, utilizando almohadillas de silicona líquida similares al GEL de ASICS, mientras que New Balance apostó por ENCAP.

El ERS de Reebok, o Energy Return System, se lanzó en 1988 como uno de los conceptos de amortiguación más llamativos de su época. En lugar de basarse únicamente en espuma, el ERS incorporaba una especie de cilindros de fibra de vidrio con forma de resorte incrustados en el talón. Estas varillas huecas estaban diseñadas para comprimirse con el impacto y luego rebotar.

Fue un intento bastante valiente de introducir un verdadero retorno de energía mecánico en las zapatillas de correr, mucho antes de la llegada de las placas de carbono y las superespumas como PEBA y A-TPU. Aunque la idea era brillante, el ERS añadía demasiada complejidad y peso a las zapatillas.

Del minimalismo al maximalismo

La década de 2010 fue un período fascinante, impulsado por el libro Born tu Run que encendió la tendencia del running minimalista. Las Vibram FiveFingers se convirtieron en su símbolo más icónico, y algunas zapas como las Merrell Vapor Glove 6 incluso han llegado a nuestro laboratorio para pruebas debido a su popularidad.

Aunque el minimalismo tiene sus puntos fuertes, probablemente no sea ideal para corredores avanzados o incluso para principiantes. Esa realidad impulsó al mercado lentamente hacia suelas más gruesas, especialmente después del lanzamiento de las Adidas Ultraboost en 2015 y el auge global de Hoka (entonces llamada Hoka One One) como marca.

¿Es hora de que las zapatillas paren de crecer?

Posiblemente es momento de hacer una pausa. No existe una fórmula exacta para definir cuándo la amortiguación se vuelve excesiva, pero hemos llegado a un punto en el que nadie toca fondo con las zapatillas maximalistas actuales como la ASICS Novablast 5, así que añadir más espuma podría resultar contraproducente.

Tomemos a Hoka como ejemplo, la marca que realmente impulsó la tendencia maximalista. La Clifton 9 se lanzó con una altura de talón de 32,7 mm y 127 SA de amortiguación, lo cual ya parecía enorme en su momento. Dos años después, llegó la Clifton 10 con unos imponentes 44,4 mm en el talón y 147 SA. Es un salto enorme, y desde nuestro punto de vista, llegar a los 50 mm en la versión 11 no tiene ningún sentido.

Y no es solo en Hoka donde pasa esto. Las ASICS Novablast 5 ahora alcanzan los 40,9 mm en el talón con 141 SA, superando el límite legal para las superzapatillas utilizadas en competir. Mientras tanto, las Nike Vomero 18 se sitúan ya en 42.5 mm, subiendo desde los 33.9 mm de la versión anterior.

Lo que hemos aprendido con la moda del maximalismo

Una de las mejores cosas de las zapatillas minimalistas era lo simple y natural que era correr. Pero con el auge del maximalismo, muchas cosas han cambiado.

Por ejemplo, los patrones de pisada han cambiado, y la mayoría de los corredores ahora aterrizan sobre los talones. Piensa en correr descalzo... aterrizas sobre el antepié de forma natural. Pero al usar un modelo muy acolchado, de repente el aterrizaje sobre el talón se convierte en la opción predeterminada para muchos corredores.

También descubrimos que rotar las zapatillas de correr es fundamental. Lo explicamos en nuestra guía de espumas, pero aquí va la versión corta: si corres todos los días con el mismo par, la espuma no se recupera por completo. Con el tiempo, probablemente notarás una disminución en la amortiguación o en la suavidad a medida que el material se degrada.

Finalmente, la industria se adaptó creando zapatillas neutras con elementos de estabilidad muy sutiles, como laterales elevados en la mediasuela (midsole sidewalls) o plataformas extra anchas en el talón y el antepié. Estos ajustes de diseño se volvieron necesarios a medida que la altura de la mediasuela superaba los 40 mm. Así que sí, la mayoría de los modelos maximalistas actuales se comportan como zapatillas de estabilidad.

¿Qué pasa con la amortiguación y las zapatillas de trail?

El mercado de zapatillas de carretera suele adelantarse al segmento de trail por uno o dos años en cuanto a tendencias y elementos de diseño... y la amortiguación no es la excepción. Mientras las zapatillas maximalistas de carretera se hacían hiperpopulares, las de trail seguían siendo más finitas. Incluso hoy, nuestro promedio de laboratorio para la altura del talón sigue siendo unos milímetros más bajo en los modelos de trail.

Pero no se trata solo de una cuestión de tiempo. El trail running se diferencia del running en asfalto en aspectos clave: Notar el terreno cobra más importancia, las superficies blandas requieren menos amortiguación y muchos corredores prefieren una zapatilla que ofrezca mayor propiocepción y control en superficies irregulares.

Dicho esto, las marcas están lanzando opciones maximalistas para trail como las New Balance Fresh Foam X More Trail v3 o las ASICS Trabuco Max 3, ambas con una absorción de impactos top. Y eso nos parece perfecto siempre que las marcas también sigan lanzando modelos con buena conexión al suelo y de perfil bajo para que los corredores tengan todas las opciones y no se vean obligados a elegir un solo estilo.

Entonces, ¿qué debes escoger? Desde nuestra perspectiva, la mayoría de las carreras de trail son más divertidas y seguras con un calzado que no sea maximalista, como las NNormal Kjerag o las Hoka Speedgoat 6. Ofrecen mejor respuesta en descensos técnicos y giros pronunciados. Pero si vas a por un ultra de 100K en terreno llano y fácil, un modelo de trail maximalista podría ser la mejor opción.

¿Las placas de carbono mejoran la amortiguación?

Las placas de carbono no mejoran directamente la amortiguación, ya que están diseñadas principalmente para aumentar el retorno de energía, la propulsión y la estabilidad. Sin embargo, sí influyen en cómo se distribuyen las fuerzas de impacto a lo largo de la zapatilla durante tus aterrizajes al correr.

En la mayoría de estas zapatillas, la espuma rodea la placa tanto por encima como por debajo, y es esa espuma la que se encarga de amortiguar el impacto. La placa se centra principalmente en estabilizar la pisada y mejorar la mecánica de despegue, más que en absorber el impacto directamente.

Dicho esto, las placas de carbono pueden reducir ligeramente la percepción de suavidad, especialmente en modelos con placas rígidas, de longitud completa y colocadas más cerca del pie, como en las ASICS Metaspeed Sky Paris mostradas arriba. Por otro lado, también ayudan a evitar que se comprima por completo la espuma al distribuir las fuerzas sobre una superficie más amplia, lo que indirectamente mejora la comodidad y reduce el impacto máximo. Así que, aunque la placa no absorbe el impacto, definitivamente influye en cómo se comporta la amortiguación bajo carga.

Así medimos la amortiguación en el laboratorio

Para medir cuánto impacto puede absorber una zapatilla y cómo de bien protege tus piernas de esos golpes repetitivos, usamos el estándar ASTM F1976, el mismo que aplicamos para el retorno de energía. Dejamos caer una masa de 8,5 kg desde una altura de 5 cm y analizamos la curva de desplazamiento, visible en nuestras imágenes de laboratorio. Creemos firmemente que este método es el más fiable para evaluar la amortiguación.

Realizamos 30 impactos controlados tanto en el talón como en el antepié, siempre en los mismos puntos precisos para cada zapatilla. Los primeros 25 sirven para acondicionar la espuma, simulando el periodo de adaptación, mientras que los impactos del 26 al 30 se promedian para obtener el resultado final. Cada caída se realiza con un intervalo de 2 segundos para asegurar que la espuma se recupere correctamente entre impactos, lo que nos permite obtener datos de laboratorio consistentes para cada modelo que evaluamos.

Y en lugar de abrumarte con datos complicados, lo que hemos hecho es crear nuestra propia escala de amortiguación (SA). Así es fácil de entender, para que las comparaciones sean simples. Creemos que todo corredor debería contar con datos claros y directos para tomar mejores decisiones.

Marketing vs. realidad

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Lo que más disfrutamos de probar zapatillas de running en el laboratorio (y pagar cada par de nuestro bolsillo, por cierto) es que nos mantiene 100% imparciales. Obtienes datos puros, sin filtrar, directamente del laboratorio.

Esto hace que nuestro enfoque sea perfecto para cuestionar las afirmaciones de marketing que no se sostienen. Seamos realistas... todas las marcas dicen que su última versión es “más protectora con tus músculos”, “con más rebote” o “más blanda que nunca”, pero eso muchas veces no es cierto.

Prueba de absorción de impacto en laboratorio (ASICS Nimbus 25)

Tomemos las ASICS Gel-Nimbus 25, por ejemplo. Su comunicado de prensa afirmó:

“La tecnología PureGEL™ que no es visible desde el exterior está estratégicamente integrada en la entresuela para ofrecer una absorción de impactos mejorada y transiciones más suaves. Diseñada para proporcionar un mayor confort bajo los pies, la zapatilla viene con la nueva amortiguación FF BLAST™ PLUS ECO, ligera y energética, con un 20% más de espuma en comparación con versiones anteriores.”

En nuestro laboratorio, encontramos una amortiguación bastante buena de 133 SA, así que en esa parte cumplió. Pero el retorno de energía fue solo del 47,5 %, claramente por debajo del promedio actual en nuestras mediciones. Así que está claro que el rebote no estuvo a la altura del marketing.

Ahora le damos una vuelta de tuerca. Nike promocionó a saco las Invincible 3 con frases como

“Con la espuma ZoomX, cuando estás corriendo y pisas la espuma, es como tocar el colchón de espuma viscoelástica más suave que podrías encontrar.”

Aun así, medimos solo 95 SA en el antepié, un valor visiblemente por debajo del promedio. Dicho esto, el retorno de energía fue bastante bueno, así que en este caso, los papeles se invirtieron en comparación con la Nimbus.

El futuro de la amortiguación

Las zapatillas para correr han experimentado una transformación enorme desde 2013, tras décadas de avances relativamente lentos. El punto de inflexión llegó con la introducción de espumas como TPU y PEBA, junto con procesos revolucionarios como la infusión de nitrógeno que mejoraron las espumas EVA para hacerlas supercríticas. Estas innovaciones redefinieron por completo la amortiguación y el retorno de energía.

Sin embargo, creemos que (al igual que pasa con el retorno de energía) la amortiguación probablemente no experimentará una evolución drástica en la próxima década. La industria parece haber llegado a un punto en el que los avances serán más pequeños y graduales que grandes saltos, como lo vimos recientemente con el paso de PEBA a A-TPU.

En cuanto a la amortiguación, creemos que las mejoras se van a centrar en la durabilidad y la resistencia a las temperaturas, ya que son los puntos débiles actuales. Pero aquí está el verdadero reto: ¿cómo pueden las marcas ofrecer la misma protección contra el impacto usando materiales más ligeros, mediasuelas más delgadas y menos peso? Si alguien logra condensar la amortiguación de 40 mm de hoy en una pieza de espuma de próxima generación de solo 20 mm, las posibilidades para el diseño de nuevas zapatillas serían infinitas.

Autor/a
Carlos Sánchez
Carlos Sánchez
Cada semana, Carlos corre más de 100K por las playas y los senderos de Málaga. No solo le apasiona correr, sino que además le encanta conocer todas las tecnologías que hay detrás de esta actividad. Cada año utiliza sobre 50 zapatillas, a la vez que se informa e investiga sobre los avances en los materiales más modernos. Entre sus últimos logros como deportista está la conquista de las 6 Marathon Majors, consiguiendo hacer marcas por debajo de las 3 horas en sus últimas 5 maratones.